Observar cómo oscila la lámpara colgada muy alto en la iglesia, y asociarla a la medición del tiempo: es lo que se le ocurre al joven Galileo.
Su formación musical le permite deducir que la lámpara utiliza el mismo tiempo para ir de un extremo al otro, y que oscila por la acción de la gravedad.
Se da cuenta que hay un ritmo como los latidos de su corazón. Se toma el pulso. Tic- tac.
Esta observación le sirve como base para enunciar las leyes del péndulo y su aplicación a la medición del tiempo. Es el año 1589 y Galileo tiene 19 años.
El Péndulo-Pluma de cristal de mi autoría es un péndulo poético porque está realizado desde la visión de una artista. Y como está asociado a la medición del tiempo festejamos con él los 100 años de la Reforma Universitaria y elegimos hacerlo en el sitio donde sentó base la Universidad Nacional del Sur por invitación de su Consejo de Escuelas Medias.
Las sociedades humanas más tempranas eran bandas de cazadores y recolectores. Estos grupos no eran ni primitivos ni pobres. No vivían en un solo lugar ni se movían al azar. Cada banda o tribu tenía un circuito, una ruta que dependía de la época de caza de animales y recolección de frutos.
A veces distintas bandas se cruzaban donde había alimento disponible creando un territorio común, generalmente en un marcador geográfico: cueva, colina, pozo de agua. En ese territorio se intercambian bailes, canciones, cuentos, mercancías. Se elige el intercambio y no la guerra.
Sólo los seres humanos transforman los espacios escribiendo, hablando, dibujando. De esta manera se transforma un espacio natural en un espacio cultural.
Hemos invitado a los alumnos y público en general a este juego donde ofrezco llevarse un registro en tinta de una fracción de segundo del movimiento terrestre, sobre papeles donde constan los sellos de los lugares donde se realizó la acción.