Hay un San Jorge atento que espera librar todas las batallas.
Y tengo tres dragones…
Cruzo el atlántico en vuelo y dos de ellos me siguen, dragones de fuego tan cercanos al agua.Su destino es Venecia y Berlín, en un septiembre luminoso.Son parientes del Dragón de la Draga que queda en Bahía Blanca- al Sur-mirando el mar e iluminando el puente desde Ferrowhite.
Cuando llego a Venecia, libero a Il Drago en una callecita lateral de la galería ArtiSM en la zona de San Marco, donde me espera Anita. Es 8 de septiembre.
Su figura en vinilo verde y rojo fuego es una trama sobre cartones que tienen huecos, huecos invitantes para que llenen con deseos los muchos asistentes a la muestra. Los vacíos se van colmando, palabras sobre papeles enganchados con brochecitos de bambú. Los deseos completan al dragón y entre todos los sonidos de Venecia, las campanas de San Giorgio Maggiore replican viniéndome a buscar. Durante tres atardeceres, cuando las aguas se encienden de reflejos, las galerías y negocios invitan hasta muy tarde con vino, quesos y uvas.
Días después, Anita invita a los “deseantes” a que se lleven Il Drago de a poco, y hasta mí vuelan los deseos escritos, que serán un libro.
Tres dragones- Tres lugares en el Mundo